Por Sara Moget
Hola Rebeca, preséntate un poco, ¿Quién eres y qué es “Flamenco-Genève”?
Me llamo Rebeca. Voy a cumplir 35 años. He creado el espacio “Flamenco-Genève” el año pasado. La página web ya la tenía desde más o menos 2010. En mayo 2013 creé la Association pour la Création & la Culture flamenca, una plataforma flamenca. Al principio, era para que hubiese más solidaridad entre todos los flamencos, un apoyo. Empezamos primero con talleres (antes no teníamos la escuela), con eventos abiertos a otras disciplinas, colaboraciones. Teníamos una sala muy pequeñita, no adaptada a las clases. Sin mucho buscar encontré este espacio que tenemos ahora en Chêne-Bourg. Una inmobiliaria confió en nosotros, en nuestro proyecto. ¡Estaban encantados! Al mismo tiempo el bailaor Antonio Perujo se quedó sin lugar adecuado para dar sus clases. Caía todo perfecto. Buscaba un lugar y le pude dejar la mayor disposición para sus clases. Este espacio lo hemos abierto el año pasado. En agosto tuvimos un mes para hacer las obras, tuvimos que renovar el espacio entero. Necesitábamos 20’000 francos para renovarlo todo. Entonces hicimos un crowdfunding durante los 2 meses de verano. Pensaba que no íbamos a llegar a esos 20’000 francos, pero gracias a la generosidad de la gente lo hemos conseguido.
Si quiero empezar el flamenco desde cero ¿hay clases para mí?
Sí, para todos los niveles. Hay clases todos los días, eventos talleres, tablaos, etc.
Cuéntanos un poco tu recorrido, ¿qué hiciste hasta crear tu propia asociación flamenca? ¿Cómo y cuándo tuviste la idea de crear la asociación?
Tengo una carrera universitaria en historia del arte y en arqueología y antropología prehistórica. Tengo un máster en historia del arte también y estudié museología.
El año antes de terminar mis estudios trabajaba en una galería de arte al 100%. Trabajé 3 años en esta galería antes de cerrar por motivos de sucesión. Luego, me quedé dos años en el paro. Aproveché para tener a mi hijo mayor. Cuando terminé el paro, tuve la suerte de encontrar otro trabajo en una galería, primero como asistenta, y al cabo de cuatro meses como directora de la galería. Sigo trabajando para esta galería y aunque sea muy buena y muy interesante, me estoy cansando de la parte “mercado del arte” que nunca me gustó.
He bailado desde muy pequeñita. Hice una pausa flamenca antes de la adolescencia para hacer música. Hice violín en el Conservatorio de Ginebra. Después lo dejé para volver al flamenco. Empecé el flamenco aquí en varias peñas. Primero en el Patio Andaluz y luego con Bernardo Méndez que era un bailaor sevillano con el que aprendí muchísimo. Murió con 38 años de una enfermedad. Fue un palizón. Fue el momento en el que decidí hacer algo con el flamenco. Fui a Sevilla a tomar clases. Luego busqué otras clases en Ginebra. Así conocí a Antonio Perujo. Fue en el 2002. Un año después, me contrataba en su compañía, en su ballet. Después también sustituía en sus clases. En ese momento, hice también varios cursillos en España. El flamenco es una formación continua, siempre hay que formarse. Monté una primera escuela con una chica que estaba también en la compañía de Antonio. Ella se quedó con la escuela y yo me fui. También di clases en Dance Area y en Vevey.
Luego hice una pausa en la enseñanza para montar mis propios espectáculos. Monté “EnSueños”. Fue muy duro (se ríe), pero estuvo genial. Repetí con un espectáculo más maduro, “Flamenco para camaleones”. Desde el año 2014 no me atreví a elaborar otra creación. Pero… ya tengo otra vez ganas de lanzarme, aunque con todo lo que está ocurriendo en este momento…
Ahora con este nuevo espacio sí que me apetecía volver a dar clases. Me gusta mucho enseñar, transmitir y la verdad es que estoy muy contenta. Cuando hacíamos las obras, me quedé embarazada entonces di la mitad de las clases con el barrigón, menos mal que tuve a Claudia, la que me sustituía. Una muy buena bailaora y profesora. Dejé las clases en enero y di a luz en marzo. Una semana más tarde tuvimos que cerrar por el Covid. Después de haber dado a luz di varias clases de teoría por zoom. Ya estaba deseando empezar las clases. Han sido dos meses increíbles hasta ahora.
Tenemos varios profesores invitados. Siempre tratamos de trabajar con gente muy profesional, que tienen una visión muy personal y a la vez respetuosa de este arte, con pedagogía. Por ejemplo, Juan Manuel Cortés viene cada mes para dar clases de teoría para estructurar un baile, palmas. Hay una comunidad flamenca en Ginebra que tiene un muy buen nivel. Para muchas personas se está convirtiendo en mucho más que un deporte o una afición, entonces hay que responder a esta demanda de manera profesional. Así que el espacio actúa como un centro de formación.
Hoy hay mucha tendencia a ser emprendedor y es algo positivo. Animo a los lectores a que lancen su proyecto. Si fracasa, fracasa. Es mejor si tenemos un trabajillo al lado por si acaso, pero hay que desaprender lo que las generaciones anteriores nos enseñaron. A partir del momento en el que tienes un sueño, ¡lánzate!
¿Cómo se crea una asociación de flamenco? ¿Por dónde empezaste?
El primer paso es encontrar, por lo menos, a una persona más que quiera formar parte de la asociación porque en Ginebra se necesita por lo menos dos personas para montar una asociación. Pero sino claro, la primera cosa que hay que hacer es buscar información, escribir estatutos. El primer paso es más bien administrativo. Yo ya tenía una página web con exactamente la misma dirección, flamenco-geneve.ch, pero claro había que cambiarlo todo. Luego tengo a un amigo que es diseñador visual y que me ayudó mucho. Y nada, a partir de allí, no sé (se ríe), ¡concretizar ideas!
¿Cómo consigues conciliar la vida personal, familiar y profesional?
Pues no lo sé (se ríe). Porque no tengo más remedio. Ya que me metí en todo eso pues… ¡hay que hacerlo! Soy una persona muy curiosa. Me gustan muchas cosas, muchas disciplinas. Siempre ha sido muy difícil saber lo que iba a hacer, lo que iba a estudiar. Estudié historia del arte, porque me gustaba, pero no porque me gustaba más que otra cosa. Yo quería hacer medicina durante muchos años, pero eran muchas matemáticas y química. Por eso al final decidí ir a lo artístico porque siempre me ha gustado escribir, leer, el arte. Me interesan muchas cosas. Quiero hacerlo todo. Cada vez que me proponen un proyecto que me gusta digo “¡sí, sí!” y después digo “jo porque dije que sí si no tengo tiempo!” (se ríe). Lo de la galería era una continuidad lógica de mis estudios, ya que es muy complicado encontrar un trabajo relacionado con estos estudios. Es también mi única paga y trabajo al 50%. De momento es algo que no puedo dejar, pero que quiero dejar y estar más conectada con lo que verdaderamente me gusta, el flamenco y mi formación de doula que ha sido una revelación.
¿Cómo vives esta pandemia? ¿Qué impactos tiene sobre la asociación y tus planes?
La pandemia la vivimos bastante mal. Si solo hubiera la asociación sería a lo mejor un poquito más fácil. Tenemos que pagar un alquiler para el espacio, que es lo más complicado. Cuando hay que parar las clases y los profesores ya no alquilan las salas. Ellos que son autónomos, si los alumnos les siguen pagando, mejor, pero no es una garantía.
En abril y mayo el Estado y la inmobiliaria nos pagaron el alquiler, pero luego abrimos a mitad de junio, julio y agosto, pero eran las vacaciones. Así que ha sido bastante duro sacar este dinero. Hasta ahora íbamos bien, pero… Solo pueden estar el profesor y cuatro alumnos entonces hay que dividir las clases y es doble trabajo para los profesores. Nos cansamos mucho para ganar lo mismo o menos, sin seguridad. Así que impacta mucho.
Pero hay también cosas buenas con esta pandemia. Permite ver dónde están las prioridades, descansar, hay que tomar las cosas con positividad. Vendrán tiempos mejores. Hay que reinventarse. Somos unos cracs de la tecnología ahora (se ríe).
¿Dónde te podemos encontrar? ¿Cómo te podemos ayudar?
De momento en casa (se ríe). El espacio está en Chêne-Bourg. Ahora es muy fácil de acceso desde Cornavin con el tren. La estación se encuentra a dos minutos de la escuela. Tenemos una página web: flamenco-geneve.ch. Allí tenemos todas las informaciones. La gente puede hacer donaciones si quiere. Ahora mismo la ayuda que necesitamos es para poder guardar este espacio. La gente ya nos ha ayudado mucho para crearlo. Pero ahora tenemos que guardarlo. Es un espacio que funcionaba y funciona muy bien. Necesitamos apoyo y fidelidad, comprensión de parte de los alumnos. Esta situación tiene también un impacto sobre los profesores porque son autónomos. Viven del flamenco.
Si os gusta o os interesa el flamenco, ¡os animo a echarle un vistazo a la página de Flamenco Genève y a las actividades y clases que propone!
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Gracias a Rebeca por el tiempo que ha dedicado a esta entrevista y te deseamos mucha suerte con tu proyecto.
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