Precisión
- Última Plana
- 18 dic 2020
- 1 Min. de lectura
Por Natasha López

Era la única que quedaba. Estaba delante de mí. No se movía, ni siquiera se atrevía a mirarme. Inmóvil e inexpresiva. Les había tocado todas. Una después de la otra, sin dificultad. No era un sentimental, pero esta última aumentaba mi tensión. Las otras no me habían hecho sentir nada. Se habían desmoronado fácilmente, sin resistencia. Ninguna estaba en pie. Podía hacerlo. Relajé mi espalda. Hice crujir mi cuello. Calmé los latidos de mi corazón. Respiré. Disparé. La toqué.
Mis amigos corrieron hasta mí. Había tocado todas las muñecas de la feria sin temblar.






Comentarios