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París

  • Foto del escritor: Última Plana
    Última Plana
  • 11 oct 2019
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 13 nov 2019

Por Nuria Valencia García


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Me acogiste entre tus brazos con un cielo azul como nunca volviste a mostrar. Hoy me despiertas con un crepúsculo dorado y divertido, creando un primer amanecer eterno de despedida.


Desde mi asiento, en este tren ya en movimiento, despreocupada pero con intriga, contemplo a través de mi ventana los rayos de sol que confusamente logran cegarme y pienso:


Me has dado 4 años de amor incondicional, de sorpresas inesperadas, de viajes lunáticos y sueños cumplidos, de caricias que erizan, de sonrisas sinceras, de personas auténticas, de calles mojadas y paseos cortos con conversaciones a medias, de reencuentros fallidos y despedidas al amanecer, de locuras diurnas que acaban con bailes bajo la luz de la luna, de días especiales y otros de torbellinos emocionales, de miradas cómplices y de abrazos de despedida, de palabras hirientes y oportunidades perdidas, de ambiciones e ilusiones, de mejores versiones de uno mismo, de trenes perdidos, de fragancias embriagadoras que quedan en el olvido, de rincones mágicos, de ausencias, de noviembres dulces y febreros cálidos, de historias infinitas y todas las cosas jamás dichas, de lugares secretos y secretos a voces, de secretos y confesiones. De ti y de mí, de abrazos protectores. De todos aquellos momentos que me otorgaste, aquellos que hicimos nuestros y otros muchos que nos robaron. De tus días irracionales pero nunca sin falta de argumentos, las carcajadas y mi absurda obsesión por conquistar tu piel.


Aprendí amar tu caos, tu intenso ruido convertido en melodías llenando plazas con bandas sonoras de películas de amor, intriga, pasión, celos y misterio, tus líneas sin fin, tus calles sensibles a la par que laberínticas, tu tiempo con prisas, tus misterios desquiciantes y un sinfín de sin fines siempre con personajes bohemios.


Ojalá nos volvamos a ver, sería la tercera vez en mi vida que intento enamorarte y siempre fracaso porque me dejas con el corazón lleno de buenos recuerdos, pero roto.


En mi cabeza no dejan de sonar mil canciones bonitas con las que aprendí a odiarte, pero escribo estas líneas con Oasis y su Wonderwall, no sé si acertada para este momento.

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