Por Iván Reugedub
Tarde amena de verano
con sol tenue vislumbra
a las cinco bailaoras.
De entre ellas una despunta...
En cuanto todas se arrancan,
en el tablao te reservas,
te traiciona tu pericia
que muestra tu alma flamenca.
Tu sonrisa carmesÃ
acompaña los compases,
con naturalidad gentil.
Te adivino gran discÃpula,
pero sospecho en tu acierto
que aventajas a la maestra con natural movimiento.
Nos maravillas con tu aje,
tus ojos queman de esmero,
tus brazos creando braceos
nos invitan expectantes
y os laureamos con jaleo.
Fuimos muchos en mirarte
mientras bailabas con duende,
mas solo veÃas a Arte...
Tus ojos y tu sonrisa,
en perfecta parsimonia,
con tu gracia y tu talento
quedarán en mi memoria. ¡Olé!